ESTA GLOBALIZACIÓN NO FUNCIONA
Para la mayoría de los habitantes del orbe existe el convencimiento de que la globalización es algo ineludible, algo necesario, sin la cual incluso no se podría mantener la civilización predominante, que es la occidental. Y decimos la occidental porque es el estilo de vivir tanto del occidente propiamente dicho, como del oriente que sigue los mismos principios, sea Japón, China o la India.
El otro extremo es la autarquía o sea el vivir produciendo, vendiendo y comprando todo en el país donde se habita. El ejemplo lo tuvimos en España en el bloqueo desde 1939 final de la guerra civil hasta 1959, en que los ministros de Franco, Ullastres y Navarro Rubio, implantaron el Plan de Estabilización como efectivo acercamiento al comercio internacional. De la autarquía hablaremos otro día, porque merece la pena su consideración con matices, de cara al futuro.
¿Cuáles son las notas de la Globalización Neoliberal? Es bueno recordar en qué consiste. En resumen:
Primero. Liberalización, el mercado mundial debe funcionar sin trabas, sin aranceles, sin proteccionismo alguno, lo que hace posible por ejemplo el desarrollo de los países emergentes, mientras aumenta el paro en los demás.
Segundo. Desregulación sea laboral o financiera, o sea que tanto el mercado de trabajo como el financiero no tengan ninguna limitación que no sea la transparencia y la honestidad propias de los mercados. Todo depende de la fuerza de los intereses respectivos que contienden. Ya podemos ver las consecuencias: en el aspecto laboral debilidad creciente de los sindicatos que trae aparejada la menor participación del mundo del trabajo en la Renta Racional, y en el aspecto financiero los desastres y quiebras que arrancaron en 2008 y aún no han terminado a pesar del gran apoyo que los bancos han tenido de parte del Estado, esto es, en último término de los ciudadanos.
Tercero. Privatización. Lo que supone que el Estado haga lo menos posible, es decir que el Estado de Bienestar (salud, enseñanza, pensiones y servicios sociales) se privatice y sea desarrollado por empresas privadas.
Cuarto. Deslocalización. Hay que producir donde cueste menos, y
así podemos ver como los capitales de todo el mundo, las principales inversiones, se van a los países emergentes, mientras decrece la inversión en los demás.
Quinto. Desigualdad y Reforma Fiscal regresiva. El neoliberalismo defiende como necesaria la desigualdad, o sea disminuir el Estado de Bienestar y bajar los impuestos a los que más tienen, porque son los que más pueden ahorrar. De esta manera, dicen, al haber más ahorro habrá más inversión y se cebará la bomba para que haya más producción y consecuentemente más empleo. Pero no es este el verdadero proceso, porque no se hacen las inversiones donde se ahorra más sino donde hay más oportunidades de negocio y de beneficio. Hoy China por ejemplo y los países emergentes.
Sexto. Disciplina presupuestaria, que no haya déficit. Esto es bajar impuestos y como no hay déficit, disminuir el Estado de Bienestar.
Por último. Propaganda. Y como dicen sus defensores, como es la única posibilidad real, es conveniente publicar con insistencia que no hay otro camino: el pensamiento único, en donde han caído la mayoría de los economistas y no digamos los políticos.
En 2008 en pleno derrumbe financiero, prácticamente todos los países acordaron (en el G20), que ante el bajón del consumo generalizado por la explosión de las burbujas, había que estimular la demanda que cayó vertiginosamente y hacerlo a través del Gasto Público; e incluso se habló de perseguir los paraísos fiscales donde reside el 25% de la riqueza mundial, y también de establecer una tasa (la tasa Tobin que pretendía grabar los movimientos de capital, 2 billones de dólares diarios) para gravar a la especulación y proteger a los países más necesitados.
Pero este movimiento, de filosofía keynesiana o socialdemócratas, apenas duró unos meses. Y los mismos que nos habían llevado al desastre, los defensores de la Globalización Neoliberal, los financieros más potentes, enarbolaron sus banderas: control del déficit y de la inflación; lo que en definitiva va acarrear una gran lentitud para salir de la crisis, especialmente en los países más afectados como el nuestro.
Para más desgracia los precios del petróleo, las materias primas y los cereales han dado un salto, y todo apunta a que al menos el de los combustibles no volverán a los precios de hace un año…
A dónde hemos llegado
Estamos sumidos en la incertidumbre en una sociedad de consumo con características bien definidas. A sabeer: la búsqueda del beneficio a veces a cualquier precio, la creencia que el dinero, el poder y el prestigio dan la felicidad, la producción de lo rentable no de lo necesario, la publicidad que crea el deseo de consumir, el crédito que proporciona los medios, y el poder que para mantener esta sociedad lo detentan unos pocos…
Pero a lo que hemos llegado es a una polarización social incrementándose la desigualdad y a un destrozo progresivo del planeta. Donde en cuanto a la polarización social con un dólar al día viven 2000 millones de personas, donde 250 personas tienen tanta riqueza como 3000 millones y 50 millones cada año mueren de hambre o de falta de higiene. Y con respecto al planeta, el agotamiento de los recursos, la contaminación y el cambio climático están anunciando la imposibilidad de seguir haciendo declaraciones, que nunca se corresponden con los hechos con los hechos. Y estávisto que no se puede ir por atajos como el de la energía nuclear, lo hemos podido comprobar y hemos visto en el Japón.
¿A dónde vamos?
En primer lugar podemos seguir con más de lo mismo, confiando en unos adelantos técnicos que lo resolverán todo y que hoy no se ven, y que sin cambiar la visión del mundo y de la forma de vivir, podemos seguir indefinidamente. Esto nos puede llevar al caos. Pero antes pensamos que reaccionará la humanidad. Esperamos que no sea de forma dolorosa con guerras y situaciones de abusos contra los derechos humanos.
Cuando nos vayamos percatando, golpe a golpe, que nos hallamos ya claramente en una época de recursos que se agotan, de cambio climático, y de injusticia social. Nos daremos cuenta (ya nos estamos dando en realidad), que se necesitará la máxima eficiencia, o sea “la utilización de las cantidades precisas de recursos para obtener la cantidad óptima de bienes necesarios”.
La cooperación y la coordinación, ambas a largo plazo, son más eficientes que la productividad y la competitividad.
Por lo tanto habrá que ir a: CONSUMIR LO NECESARIO Y PRODUCIR LO CORRESPONDIENTE.
Y esto tiene que ser no solo un modelo productivo nuevo sino otro sistema económico, y una sociedad que se rija por otra filosofía de la vida, que arraigue en las conciencias. Como un eslogan que se va extendiendo como una mancha de aceite que dice “mejor con menos”.
Pamplona 05-05-11
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ResponderEliminarEl término describe muy bien una situación general de aire con una envoltura vistosa: Globalización,...Burbujas,...
ResponderEliminarNos llaman la atención sus colores, sus formas, la facilidad con que retan a la ley natural de la gravedad y nos quedamos embobados con sus contoneos, sus vaivenes con brillos,...Pero, su consistencia es de aire. Un pequeño pinchazo en la envoltura y se esfumó el tingladillo.
Si reflexionamos bien, actuaremos bien.
Si reflexionamos bien concluiremos que un crecimiento infinito es inviable. Nuestro hermoso planeta es limitado y hemos de compartirlo de modo equitativo. Por lo tanto, lo sensato es consumir menos y mejor. O, como bien dices Juan: "consumir lo necesario y producir lo correspondiente"
Ddkf
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